¿Qué va a pasar después de Puig? ¿Marcará la compañía de cosmética un precedente para que otras se animen también a dar el salto al parqué? Parece que no, que la sequía bursátil seguirá su curso. Aunque con matices. Hay una salida que se repite en las declaraciones de la mayoría de los analistas consultados por ‘activos’: el grupo de juegos Cirsa, propiedad de Blackstone. También aparecen en la lista de candidatas Cosentino, que suena desde el año pasado, pero que decidió aplazar su salida por la situación del mercado. Había, hasta ahora, otras dos candidatas, Astara y Restaurant Brands Iberia (la dueña de Burger King), pero han pospuesto sus planes recientemente.
La dinámica está clara: las empresas no quieren salir a Bolsa. Es por esto que el analista de iBroker Antonio Castelo afirma que el anuncio de Puig «no necesariamente tendrá un efecto arrastre» sobre las demás. «Habrá empresas que se lo piensen, pero estamos hablando de firmas muy grandes», augura. A su entender, Puig «todavía está en una fase muy elemental y, si finalmente sale a Bolsa con el precio fijado, tendrá una capitalización de 10.000 millones de euros, como IAG», analiza. Castelo insiste en la reflexión de que, si bien las empresas que salen a cotizar tienen la ventaja de obtener fondos más baratos que las que no lo hacen y tienen que pedir financiación, también tienen que hacer frente a «mucha dedicación, entregar información trimestral a los inversores y cumplir con una serie de factores». Y en el BME Growth «muchas se acaban quedando por el camino por este motivo», destaca.
Cirsa, la primera de la lista
Los expertos no pronostican fechas, pero sí están de acuerdo en cuál será la próxima protagonista: Cirsa. En este sentido se manifiesta Jordi Andreu, profesor del OBS Business School y experto en la materia. Para él, es complicado hacer un análisis demasiado certero sobre las posibles salidas a bolsa de las compañías más grandes porque la mayoría de operaciones que se mueven «son secretas hasta el último momento, precisamente para no afectar la operación». Defiende, sin embargo, que hay una salida clara: la de Cirsa. Y asegura que algunos nombres del sector biotecnológico y de la producción de energía limpia podrían dar alguna sorpresa pronto.
Por otra parte, Jordi Andreu también destaca, sobre la situación de Puig, que para que la compañía sea capaz de captar 2.500 millones de euros, «tendrá que explicar muy bien cuáles son los proyectos que pretenden llevar a cabo». Es decir, el mercado va a exigirles que aclaren «a qué se dedicará esta captación de capital». Los inversores, de momento, no estarían viendo demasiado clara esta cifra «si no hay información sobre los proyectos que se tirarán adelante» y, sobre todo, sobre la rentabilidad que van a suponer. epe